Alberto Muñoz

Quienes sueñan de día se balancea como una barca navegando por los territorios de la locura y la pintura. La acción transcurre entre un sanatorio psiquiátrico situado a la orilla de un lago y un misterioso edificio de la ciudad vecina, llamado El Otro Mundo. Entramos en un laberinto de alucinaciones individuales y colectivas. No sabemos muy bien quienes son locos o cuerdos en esta historia circular. Cada personaje vive en su mundo de ensueños, ilusiones, temores…, más o menos infundados, y lo narra en tiempo presente y en primera persona de singular.

El protagonista, llamado el Visionario, posee una peculiar capacidad para la visión interna, experimenta alucinaciones que parten del recuerdo de cuadros de la historia del arte. Se incorpora a la composición encarnándose en uno de los personajes retratados y vive desde dentro momentos anteriores o posteriores a lo representado. También parece capaz de entrar en la mente de otros personajes o de saber lo que ocurre tras puertas cerradas.